sábado, 31 de agosto de 2013

El Camino de Santiago - Etapa 7 (28-03-2013)

Villafranca del Bierzo - Portomarín
105 km - 7 h 13'

Perfil de la Etapa 7 (obtenido con perfils)

Hoy ha sido el peor día hasta hoy con diferencia. Comenzamos temprano como siempre y a las 07:00 ya habíamos parado a desayunar la 1ª vez en Vega de Valcarce, a 169 km de Santiago.


Estamos ya muy cerca

Aquí cogimos fuerzas para afrontar la terrible subida de Cebreiro, 700 metros en 12 km. La subida es terrible, con los primeros kilómetros bastante duros, por suerte llovía, no quiero ni pensar lo que tiene que ser esto con calor.


Comenzando la subida


Lo tomamos con mucho buen humor


Ojo a la cantidad de nieve que había en el alto


Aunque subimos el puerto por adentro salimos a hacernos la foto a la nacional

El 3er desayuno


Sellando la credencial


Una vez arriba, nada más pasar un parque, hay que meterse a la derecha, ( y eso que esta pintado con una flecha de 1 metro de gorda ), pero nosotros seguimos de frente, por desgracia para nosotros y aparecimos en un pueblo en el culo del mundo. Si no llega a ser por un paisano que nos dijo: "Por ahí no se va a Santiago". Después de cargarnos en C*****, no indicó como salir de allí, eso si, siempre cuesta arriba, hasta el Alto de Poio.

Desde allí una bajada de 12 km hasta Triacastela, donde paramos a desayunar otra vez. Despúes del desayuno fuimos hasta Samos, que es donde suele empezar todo el mundo a hacer el "Camino" de fin de semana.


La abadía de Samos

Desde aquí hasta Sarria, siempre cuesta arriba, ¡joder si es que solo subimos!. Yo creo que el punto más alto de España debe de estar por lo menos a 15.000 metros de altura sobre el nivel del mar, y además yo lo sitúo en Galicia.

Dureante este rato hasta Sarria, nos encontramos con 3 bicigrinos vascos, después de rodar un rato con ellos, uno me dijo: "tu colega tiene una averia". Me vuelvo a cagar en D***, no es posible que se joda otra vez, pero fué una falsa alarma, solo se había metido la cadena entre el piñon pequeño y el cuadro.

Ya en Sarria paramos a tomar una cerveza, porque ya eran las 14:00 horas. Entré en un bar a pedir unas cervezas y me dijo el chaval que estaba de camarero: "aquí es costumbre una tapa con una consumición". ( véase debajo un ejemplo de "tapa" ).


Tapa de callos con patatas


Antes de salir de Sarria, llamamos al albergue "Ultreia" de Portomarín y nos dijo que teníamos sitio.

Tardamos más de 2 horas en recorrer los 23 km. que separan las dos localidades, mas de 15 de ellos cuesta arriba. Los últimos km antes de llegar a Portomarín son muy bonitos, al pueblo se llega después de cruzar un puente sobre el río Miño.


El rio Miño

Portomarín ya muy cerca

Nada más cruzar el puente te encuentras con la escalera de piedra de la Capilla de Santiago. Si no quieres subir las escaleras con la bici al hombro, tienes que subir otra p*** cuesta, vamos, es que todo el pueblo es en cuesta, como todos por lo que hemos pasado durante este peregrinaje.


Entrada a Portomarin, Capilla de Santiago

Aquí hay una pedazo iglesia que tiene un rosetón como el de Notre Dame de Paris. Un poco más abajo de donde estamos sentados tomando unas birrras, hay 6 babosos fumando "petas" de hierba y están englobando a todo el personal.

Por cierto, ¡OTRA VEZ ESTA LLOVIENDO!


Por un lado

Por el otro

Por cierto, si llegamos un día más tarde a Portomarín, nos habríamos quedado allí dos dias, debido a la "Festa del Augardente"


Casa consistorial de Portomarin

Samos ( la abadía )

El monasterio de Samos se asienta en el extremo norte de la capital del municipio, y a esta villa y al municipio les cedió su nombre e historia. Situado junto al río Sarria, que roza sus muros, atrae la atención del visitante no solo por sus vastas proporciones, sino, sobre todo por sus sólidos y austeros edificios, construídos con mampostería de pizarra. La rusticidad y la sencillez de los muros exteriores contrastan con la nobleza y la elegancia de sus claustros de piedra de granito.

Integran el complejo monástico dos claustros de dimensión desigual, unidos entre si y flanqueados por achatados torreones. Adosados al claustro grande por la parte noroeste, se encuentran su magnífica iglesia y su esbelta sacristía. Tres estilos arquitectónicos intervienen en su construcción y ornato: gótico, renacimiento y barroco. Solamente se conservan como reliquias de un pasado multisecular, una portada y otros elementos aislados de inspiración románica.

Los monjes del monasterio son benedictinos. No sabemos con certeza en qué momento aceptó la Regla de san Benito, posiblemente a mediados del siglo XI. Por una lápida, sabemos que a mediados del siglo VII el obispo de Lugo Emefredo lo restaura.

Monasterio de Sámamos, así lo llamaron durante varios siglos. Este nombre de ascendencia visigótica, con el paso del tiempo, quedaría reducido al de Samos.

Fachada de la Iglesia.

Lo que más impresiona al visitante al contemplar la fachada principal es la portada barroca de su iglesia, que se presenta como un gran rectángulo dividido en dos cuerpos y tres calles. Y le causará extrañeza la horizontalidad de su terminación, por la carencia de frontón o de ático central y del tercer cuerpo de sus torres. Esto imprime un sello peculiar a esta portada, que, si bien le resta esbeltez, no logra sustraerle majestuosidad y belleza. Le precede una señorial escalera, del siglo XVIII, inspirada en la del Obradoiro de Santiago de Compostela.

Cuatro columnas dóricas sobre recios pedestales ennoblecen y custodian la puerta y la abarrocada hornacina superior, que alberga una imagen de san Benito, obra del escultor Ferreiro. Las calles laterales avanzan, respecto a la central, para resaltar de este modo el primer cuerpo de sus torres. En su reducido interpilastrado se abren una ventana rectangular con tambanillo curvo y, superpuesto a ella, un ojo de buey con afiligranada orla.

La calle principal, en su segundo cuerpo, exhibe un gran óculo central flanqueado por dos pares de columnas; y, en simétrica posición, dos hornacinas con las imágenes de san Julián y santa Basilisa, patronos del monasterio. Las dos calles laterales de esta planta retroceden para destacar de manera visible el segundo cuerpo de sus torres. Sobre la cornisa que divide la fachada, se asienta una balaustrada. El campanario es de estructura cuadrada, con un arco de medio punto en sus tres frentes. Cierra la fachada un moldurado y rico entablamento.

Con el paso de los siglos, la vida sencilla y austera de los primeros monjes fue cobrando importancia dentro de la Iglesia y de la sociedad. Nada se conserva de la época del rey asturiano Fruela I, del siglo VIII, que ofreció al abad Argerico el monasterio, abandonado a causa de la invasión musulmana.

Las edificaciones que hoy contemplamos, no son las más antiguas. Una vez cruzado el umbral de la portada principal, nos hallamos en el claustro del P.Feijoo, comenzado a finales del siglo XVII. Debido a la situación de la antigua iglesia románica, no se concluyó hasta mediados del siglo XVIII. La sobriedad clásica de su ornamentación arquitectónica, propia de la etapa purista, se presta a una ambigua filiación artística, que duda entre el renacimiento y el barroco.

Es uno de los claustros de mayores dimensiones de España, con unos 54 metros y medio de lado. Consta de tres plantas. Recias pilastras dóricas sobre pedestales, con su entablamento partido, dividen en tramos las dos primeras. Las pilastras que limitan los tramos de la tercera, se hallan unidas por la cornisa del tejado.

Aligeran la planta baja arcos de medio punto sobre impostas, con grueso pretil entre sus pilares. Una imposta separa la primera planta de la segunda, de lienzo liso en el que se abren ventanas de sencillo marco. Una volada cornisa sirve de base a la tercera que alegra sus interpilastros con arcos carpaneles sostenidos por columnillas jónicas.


Portomarín

Portomarín es una localidad y municipio español situado en la provincia de Lugo, en la Comunidad Autónoma de Galicia.

La villa de Portomarín nació y creció al lado de un puente romano sobre el río Miño (reconstruido en la Edad Media) y del Camino de Santiago.

Cuando en 1962 se construyó la embalse de Belesar, el pueblo se trasladó al vecino Monte do Cristo. Allí se reconstruyeron algunos de los edificios más importantes, tanto civiles como religiosos; especialmente la Iglesia de San Nicolás, de estilo románico levantada por la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, cuyas piedras fueron numeradas y ensambladas de nuevo en su actual emplazamiento.

En las temporadas en que baja el nivel del pantano todavía son visibles los restos de las antiguas edificaciones, el malecón y el primitivo puente.


Además de ser conocido por su paisaje, Portomarín también tiene muy buen aguardiente, el cual, ha recibido mumerosos reconocimientos. El día de pascua se hace el aguardiente allí, en la plaza delante de la iglesia, en la "Festa do Augardente".


La iglesia de San Nicolás

Portomarín también reclamó a artistas del taller de Mateo para levantar su espléndida iglesia de San Juan, en la que se consigue una simbiosis entre templo y fortaleza de la que sobresale su imponente volumen y la exquisitez de las portadas.
La iglesia de San Juan o San Nicolás ocupa el centro de la villa de Portomarín. Fue construida entre los siglos XII y XIII, con una tipología de iglesia-fortaleza. La fachada principal conserva sus características almenas por las que pasaba un camino de ronda y un impresionante rosetón calado enmarcado por un arco. En la portada se desarrolla la iconografía típica del Románico que se repite en las puertas norte y sur. Al interior sólo presenta una nave rectangular que se cubre con bóvedas de cañón, rematada en un ábside semicircular. La decoración en el interior es algo más sobria.









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